17 de septiembre de 2007

Muchos cristianos están escandalizados de mí...


En el capítulo once de Mateo, cuando los discípulos de Juan el Bautista vienen a mí para preguntarme si era yo el que había de venir o no, les respondí sobre lo que yo hacía: "Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva."Pero no termina aquí mi respuesta. Como previendo la falta de fe de los apóstoles y discípulos de hoy, agrego: "¡Y, dichoso aquel que no halle escándalo en mí!" (Mt 11, 2-6). Esta exclamación se refiere a lo que acabo de decir y, por consiguiente, a lo que les he mandado hacer a ustedes, que es lo mismo que yo he hecho. Por lo tanto, ¡no se escandalicen de estas cosas a la manera de escribas y fariseos!


La pregunta que deben hacerse todos ahora es: hasta qué punto están escandalizados de mí por estas mismas cosas, como les he revelado con tanta fuerza. Y esta pregunta interpela a quienes dicen centrarse en mí, pero no obedecen mis mandatos y el modo de actuar que les ha señalado a todos.Por lo tanto, sanar enfermos, expulsar demonios y resucitar a los muertos no solamente son signos de fe que viene a confirmar enteramente lo que dice el Evangelio de Marcos, también es mi obra redentora, que debe darse siempre en la evangelización y por la cual me reconocen como el Mesías prometido.


¿Pueden anular el Libro de los Hechos? Así parecen hacerlo los que omiten su lectura, los que no lo enseñan, los que lo ocultan, los que lo reducen a simbolismo, los que interpretan según su propio criterio a la mejor manera de la libre interpretación que tanto se ha condenado en mi Iglesia y no sin razón, los que lo reducen a la pura razón y descartan el poder de Dios, a pesar de que la fe está basada en este poder (1 Co 2, 5). ¡Es increíble lo que dejan de ver, de oír y de tantas cosas maravillosas que dejan de experimentar por falta de fe! Si hablan de estas cosas, que les han sido reveladas, y las traen a la consideración de todos los cristianos es para que ellos mismos, que hasta ahora han tomado la postura equivocada de no creer en estas cosas, vivan ellos también "el plan maravilloso de Dios" y puedan ser "conducidos al gran acierto" de sus vidas (v. Is 28, 29). Es increíble, también, el divorcio que existe entre lo que enseña el Magisterio y lo que creen no pocos católicos. La sanación de la ignorancia es una de las prioridades de todo cristiano de cualquier Iglesia que sea. Una vez más, observen cómo es la fe que viven y digan como aquel personaje del Evangelio: "Creo Señor, pero aumenta mi fe". No adoren los propios criterios ni les rindan culto, porque deben seguir los criterios divinos que les han sido revelados.



Frases
* ¿Por qué no organizar la parroquia desde la fuerte experiencia de Pentecostés? ¿O acaso tenemos planes mejores que los de Dios?


Del NEWSLETTER de Editorial Kyrios.