17 de septiembre de 2007

La consagración bautismal, fundamento de nuestra dedicación


Queridos hermanos dedicados y cecistas que aspiran a la dedicación;

Este año tendremos dos retiros de dedicados. Todos los que deseen celebrar este retiro, podrán hacerlo en la zona más próxima a su confraternidad.

Entretanto esperamos el segundo retiro, damos gracias a Dios por los frutos del primero, realizado en Formosa e intercedemos por éste que, como lo anunciamos se realizará en La Paz.

Nos viene bien meditar algunas ideas sobre los votos contenidas en el folleto Para entregarnos más al Señor. La luz de la Rúaj iluminará nuestro entendimiento y su unción nos hará saborear la vocación a la que hemos sido llamados.

Yo misma oro y releo este folleto con ustedes y para ustedes. Allí se nos recuerda cuál es la gracia fundante de toda consagración: nuestro bautismo. “La consagración del cristiano no es en el fondo, más que retomar y desplegar la consagración bautismal. Siempre que el cristiano se entrega a Dios…lo hace porque es movido por el mismo Espíritu que recibió en el bautismo, y –como miembro de Cristo- por Él y en Él realiza su gesto sacerdotal” (Folleto Para entregarnos más al Señor p 1).

Hermanos queridos, esta sencilla frase nos recuerda la naturaleza de la gracia bautismal:Nos consagra; es decir, nos “separa” de lo profano, para entregarnos a Dios. Nos destina a Él como algo sagrado: nos convierte en “templos de su Espíritu”. Nos injerta en el cuerpo de Cristo, como sus miembros y copartícipes de su oficio sacerdotal: Él es el Mediador entre Dios y nosotros, Único capaz de ofrecer el sacrificio al Padre.

En fin, nos da la más grande dignidad: nos convierte en hijos de Dios por adopción, a imagen del Hijo que lo es por naturaleza.

En realidad, no hay consagración ni entrega más grande que ésta. Como dice el folleto, toda otra consagración en el cristiano, no hace más que retomar y desplegar la consagración bautismal.

Y entonces, ¿QUÉ SON LOS VOTOS?

Precisamente, un medio privilegiado que “retoma y despliega” la consagración bautismal. Como dice el folleto que estamos comentando: Es el mismo Espíritu Santo quien revistiéndonos de Cristo nos hace hostia viva, santa, grata a Dios, pues es Cristo en nosotros quien se ofrece al Padre (Para entregarnos más al Señor p1). Alabemos a Dios porque ha querido darnos esta gracia, porque la inspiración a uno o más votos, es ante todo, gracia. Pidámosle a la Rúaj que nos regale “ojos de mistagogo”, es decir, experiencia mística para contemplarla.

De nuestra parte, la gracia del llamado a la dedicación, supone un gesto, un compromiso: incluye una entrega, una oblación, que es consecuencia de la primera entrega que se realizó el día en que nos sumergieron en las aguas bautismales.

Un voto es ante todo: Oblación de nuestra vida: y oblación total, hecha sólo a Él. Los hebreos hablaban de “holocausto” cuando el sacrificio incluía la consumación total de la ofrenda. Acto de supererogación: me adhiero a la voluntad de Dios y entrego, aún más allá de la obligación. Acto de culto a Dios: respuesta desde la virtud de religión, la más alta de las virtudes morales. Viene después de las tres virtudes teologales. Mediante esta virtud yo mismo me convierto en ofrenda agradable al Señor.

Reafirmación del compromiso del bautismo en el ejercicio cotidiano de la virtud que implica cada voto.

El mismo folleto que estamos comentando, nos da la razón de ser y la importancia de los votos, en orden a nuestra vocación de tender a la unión con Dios: “es un mojón que demarca las sucesivas conquistas del Espíritu Santo en el alma” (Para entregarnos más al Señor p 16). Por lo tanto, medio privilegiado para ir alcanzando el ideal, en cuanto a que nos alienta a ir “dando nuevos pasos” (Folleto Hacia la unión con Dios p1).

Como ven, no he entrado en “definiciones” acerca de lo que es un voto. Quise sencillamente dialogar con ustedes, por este medio, para entusiasmarnos mutuamente y agradecer al Señor el privilegio de habernos inspirado estos “mojones” en el ejercicio del ideal.

Ser dedicado en la comunidad es un llamado, una vocación que afianza nuestro anhelo de entrega de la vida a Aquel que nos conquistó con su amor y nos convoca a “nuevos avances” que nos convierten en “hostias vivas, santas, gratas a Dios, en Cristo que, en nosotros, se ofrece al Padre”. (Para entregarnos más al Señor p 1).

Y este llamado es ejercido, por gracia, en el camino de espiritualidad que es la CCcD. ¡Bendito sea el Señor por esto!

Varios dedicados me pidieron algunas palabras por escrito. Sobre todo, Maxi Danieluk me “tentó” pidiéndome “algo” para la página web. Quizás ésta, inicie una serie de comunicaciones en el Espíritu a las que ustedes, también me pueden responder en la medida que la Neuma Santa, inspiradora de toda entrega, les vaya suscitando.

Hasta la próxima… En el amor de la Rúaj Santa.

Hermana Yolanda

Animadora de Dedicados