24 de septiembre de 2007

Un acierto rotundo (Las Convivencias con Dios)


La decisión del Padre Alberto Ibáñez Padilla (*) de constituir la Comunidad de Convivencias con Dios, a tres décadas de ese paso, debe reconocerse como un acierto rotundo desde lo humano y una manifestación contundente del Espíritu de Dios. Así como las Convivencias con Dios se constituyen como retiros espirituales intensivos que encierran un proceso de maduración y de formación cristiana integral, deben entenderse también como un carisma: tender a la unión con Dios y todo lo que se ordene hacia ello. Aquella decisión, la de crear una comunidad, no fue tomada en soledad. Es que este sacerdote jesuita, en ejercicio de funciones desde hace más de 50 años, fue quien introdujo la Renovación Carismática Católica en la Argentina por la década del 70. Agregar a esa experiencia la de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, que él ya había introducido, con su impronta, en los grupos de oración que dirigía, surgió como idea y se concretó. Comenzó con un retiro para adolescentes de colegios secundarios que se hacía en dos o tres fines de semana. Después fue viendo que daba más resultado cuando los participantes eran de variadas edades.

La práctica fue tomando forma de mejor propuesta: con una mirada abarcativa hacia todo quien quiera acercarse a realizarlos, enriquecidos con la corriente carmelitana, surgió una nueva experiencia que, con el tiempo, fijó patrones de vida y ayudó a los cristianos a una mejor conversión. El Padre Alberto (PA, entre sus hijos espirituales) repensó los retiros y los alargó a seis días corridos. De esa forma, servían como un momento de fuerte encuentro con Dios: los denominó Convivencia con Cristo (CcC). La experiencia le sugirió otros retiros que fueron caminos complementarios. Así nacieron la Convivencia con Pablo y la Convivencia con María. Utilizó como equipo formador en estas convivencias a los servidores de los grupos de oración carismáticos que él había formado. Fueron ellos quienes, sintiendo el llamado del Señor, con un punto de mira panorámico, activo, solicitaron y consiguieron consenso del PA, para crear una comunidad que sirva para un apostolado específico: transmitir las Convivencias con Dios (CcD) como una forma de educar, como una manera de abrir caminos hacia el Señor. Así, en 1977, se formó la Comunidad de Convivencias con Dios, encargada hasta hoy de brindar a toda la Iglesia estas prácticas.

¿Cómo son, qué hacen, qué consiguen?

La metodología que se emplea en estos retiros es la contemplación actuada: una forma vívida de presentar la historia de la Salvación. Es esta una manera de brindar mayor docilidad al Espíritu Santo, que se experimenta presente, vivo y actuante en cada persona que participa y en la comunidad que se forma en el grupo. A través de estos ejercicios, se puede descubrir la misión en la sociedad , que cada quien posee, mediante una experiencia comunitaria donde quedan separadas las diferencias de edad, sexo, cultura, pueblo, condición religiosa y económica.

Como otro logro de esta comunitaria labor, hoy se dictan muchas más convivencias que se han dividido en largas y cortas. Las largas son las ya nombradas Convivencia con Cristo, con Pablo, con María a las que se agregaron con Pedro, con el Espíritu, con la Trinidad, con Dios Amor. Por su parte, las Convivencias Cortas son otra forma de acercamiento en esta Escuela de Espiritualidad: Cita con Dios, Getsemaní 1 y 2, Dulce Huésped del Alma, Cristo Maestro, Cristo Joven, Jesús amigo de los chicos, David Músico de Dios, Cristo Maestro y la Sagrada Familia. Estos encuentros añaden conocimiento a sectores sociales más específicos como los matrimonios, los jóvenes, los niños, los músicos, los docentes, actores sociales todos ellos ávidos de conocimientos espirituales, que buscan saber y aportar y encuentran en este espacio un cálido nido de amor cristiano.

Consustanciado con una dinámica activa y formadora, el PA no descansó ni un minuto en llevar esta obra espiritual a todos los ámbitos. Hoy, las CcD se expanden en el mapa argentino: 6 fraternidades en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires conforman una confraternidad; hacen lo propio 7 en Catamarca, Córdoba, Deán Funes, La Rioja y Río Cuarto que se aúnan en la Comunidad Centro- Cuyo; 8 fraternidades lo hacen en el Litoral: Esperanza, La Paz, Paraná, Rafaela, Rosario-San Lorenzo, San Nicolás-Villa Constitución, Santa Fe y Venado-Tuerto-Casilda. Por su parte, la Comunidad de Misiones se forma con las Fraternidades Apóstoles, Iguazú y Posadas; la del NEA con las de Corrientes, Formosa, Reconquista, Resistencia; la del NOA abarca Jujuy, Salta y Tucumán. Las voces llegan a otras latitudes como Comodoro Rivadavia, Esquel y General Roca. Llegan también a Uruguay, Bolivia, Chile, Perú, Paraguay, México, Estados Unidos e Italia y hay otros países en los que ya se están dando pasos para iniciar las Convivencias. Aquel impulso del Espíritu del que hablábamos al comienzo, aún no aquietado se tradujo en obras: hoy más de 50 mil personas han experimentado esta forma de comunicación activa con Dios y gustado sus frutos.

¿Cómo se maneja la CCcD?

En la Comunidad de Convivencias hay diversas formas de participar según las posibilidades y vocación de cada uno: orantes, colaboradores, servidores, familiares, asesores, intercesores en su sexto día ( los que habitan la Casa del Señor). En cuanto a la conducción, cada fraternidad tiene su enlace; al frente de las confraternidades están los responsables y en la coordinación general está el equipo Timón, formado por tres integrantes elegidos por los servidores y cuyo mandato dura dos años.

Hay una figura, la del acompañante colocada con buen criterio didáctico, que sirve para que todo participante de esta comunidad tenga con quien hablar de las cosas de la vida cotidiana para evaluar si está encarándolas como un buen discípulo de Cristo y de las cosas del Cielo para discernirlas y secundar las Gracias. Esta figura no excluye al Director Espiritual ni suple la confesión; sólo es el disfrute de la alegría del compartir.

Una editorial acompaña el emprendimiento de esta organización cristiana, y una Librería provee material de consulta compuesto por libros, fascículos y folletos educativos. Sólo hay que acercarse a la sede Pasteur 765 4°"A" para más datos o a la sede de cada fraternidad, en el interior y exterior del país.

Ahora, después de 30 años de su creación el reto es mayor: la Comunidad de Convivencias con Dios es ya una Escuela de Espiritualidad y por lo tanto, habrá que sumarse a un nuevo tiempo organizativo, impulsando análisis y prácticas que con mayor rigurosidad aún, sigan tras los pasos del PA, tan activo como siempre, para consolidar esta importante obra en el tiempo y para Gloria de Dios. Y que así sea.

Vilma Lilia Osella