16 de septiembre de 2009

Liderazgo al estilo “Convivencias”

leadership1En muchas escuelas de espiritualidad o de liderazgo se ofrecen principios o conceptos clave. En la Escuela de Convivencias tenemos un modo de entender la autoridad y el liderazgo. Lo siguiente es como una síntesis o paráfrasis del folleto “La Autoridad en la Comunidad de Convivencias” y contiene lo que creo son los dos ejes clave de nuestro estilo de liderazgo. Espero que sea de utilidad no sólo para los cecistas (miembros de la comunidad de Convivencias) sino para todos los líderes cristianos.




1. Liderazgo es influencia
¿En qué piensas cuando escuchas la palabra liderazgo? Cuando la mayoría de las personas escucha la palabra “liderazgo” piensa en seres humanos con cualidades especiales que están en la cima de las organizaciones. Muchas personas piensan que los líderes nacen y no se hacen. La verdad es que los líderes nacen ¡no conozco otra forma en la que un líder haya llegado al mundo! Es verdad que hay personas que nacen con más capacidades y talentos naturales que otras. Pero las habilidades para dirigir y guiar a otros se pueden aprender y mejorarse.
John C. Maxwell dice que el “liderazgo es influencia” y se dice que la mayoría tratamos de influir todos los días en por lo menos cuatro personas. Cuando haces un comentario lúcido y razonable sobre una película que estás viendo con tu familia, cuando ofreces un consejo a alguien que te lo pide, cuando indicas a tus hijos el rumbo a seguir, estas actuando como líder en bien de los demás o cuando te das cuenta que has vivido sin propósito y decides elaborar un proyecto de vida de acuerdo a un ideal valioso y te esfuerzas por realizarlo cada día, te has convertido en un líder o guía de ti mismo.[1]
“¿Sabía usted que cada uno de nosotros influye por lo menos en diez mil personas durante el transcurso de nuestra vida? De ahí que el problema no es si uno influirá en alguien, sino como usará su influencia.”[2]
Una vez escuché a una cecista que involuntariamente tuvo que moderar una discusión en su oficina, lo hizo con bastante éxito: se resolvió un problema que parecía no tener solución. El secreto fue que utilizó las pautas para grupos pequeños en las Convivencias. En otra ocasión escuché a un profesor de secundaria -miembro de la Comunidad- que intervino en una discusión sobre el concepto de autoridad. Él simplemente compartió el concepto de autoridad que cultivamos en la comunidad y eso influyó de tal manera que en el colegio se adoptó ese concepto.
Además de la influencia práctica que puede ejercer un cecista: “La gente suele darse cuenta de que los miembros de la Comunidad de Convivencias tienen una cierta influencia, tienen un pequeño sello.” ¿Cuál es este sello? Los cecistas “suelen mirar las cosas con un sentido de espiritualidad”. La mayoría de los cecistas hemos estado envueltos en pláticas con otros y hemos sentido esa vocecita interior que nos dice frases como estas: “sería muy bueno que se elevara el nivel de esta conversación” o “esta situación hay que contemplarla con ojos espirituales” o “sería mejor dejar de criticar y buscar lo bueno de esta persona” o “no está bien que nos expresemos así”. En la CcC aprendemos que estas son inspiraciones del buen espíritu, por lo que -para no dejar de recibir estas inspiraciones- debemos secundarlas, tanto con nuestra actitud como con nuestra palabra, exteriorizando estas inspiraciones ante los demás. Esto hará que aumente nuestra influencia en los ambientes en los que nos desenvolvemos, como la sal que va salando poco a poco los alimentos o la levadura que va invadiendo la masa para convertirla en pan.
El liderazgo y la influencia son también ejercicio de un carisma, es un dejarse mover por el Espíritu Santo partiendo de una idea central: “la conciencia de que a cada uno de nosotros, Dios nos confía gente y nos dice “Cuídame mis corderos””. Las personas a las que tratamos de influir todos los días no son “piedras” sino personas que Dios pone en nuestro camino para que, por lo menos, “sembremos” una buena semilla.
“Cada persona que me dice: “¿Qué tal? ¿cómo estás?”, tiene derecho a recibir una palabra para su edificación. Si yo desperdicio esos dos minutos que me concede al hacerme esa pregunta y le digo: “Ahí la llevamos” o “Y ¿qué quieres? ¡con el calor que hace!”, o “con todos estos problemas económicos, y con el gobierno que tenemos ¿cómo me va a ir?, desperdicié la oportunidad de transmitirle un mensaje que lo hiciera crecer.”
Cada encuentro con otra persona es una “cita divina” -como decía John Wimber- . ¡El Espíritu Santo se las ha arreglado para que seas tú quien le salga al paso a esta persona! ¿No es emocionante pensar que Dios nos entregue y nos confíe -a cada uno- de ese modo a sus ovejas, a sus hijos?
“Cuando concebimos así el ministerio de liderazgo, descubrimos que todo cecista debe ser un líder. El carisma de liderazgo lo necesitamos todos y debemos ir formando a nuestros colaboradores para que en el lugar donde estén ejerzan una influencia de levadura en la masa, que cuando digan una palabra sea una palabra que edifique”
2. ¿Quién es un líder?
Hay que desmitificar un poco la palabra “líder” y pensarla de modo sereno y razonable. Líder en inglés significa simplemente el que conduce, el que guía. El líder ayuda a que cada uno alcance su propio potencial (le da auge) pero para eso hay que mantener el enfoque en la meta principal.
“Jamás nadie ha alcanzado su potencial dividiéndose en veinte direcciones distintas. Alcanzar su potencial requiere enfoque. Por eso es importante que descubra su propósito. Una vez que ha decidido en dónde enfocar su atención, entonces debe decidir a qué cosas debe renunciar para alcanzarlo. Esto es fundamental. No puede haber éxito sin sacrificio. Las dos cosas van de la mano. Si quiere lograr poco, sacrifique poco. Si quiere lograr grandes cosas, esté dispuesto a sacrificar mucho.”[3]
En la comunidad de Convivencias, sabemos hacia dónde enfocar nuestra atención, cuál es la meta principal que pretendemos alcanzar o nuestro ideal común: la unión con Dios. Todo cecista, por lo que dijimos anteriormente se encuentra todos los días con personas a las que puede ofrecerles este ideal.


Alguno podría decir “pero yo soy un simple colaborador, eso de ofrecer el ideal a los demás es para los servidores, los dedicados o los familiares”. Si eres cecista estás llamado a liderar, a edificar la comunidad, aunque no tengas un cargo de autoridad o un ministerio de conducción porque -lo quieras o no- con tus actitudes, tu forma de hablar, tu tono de voz, tu conversación, etc. estarás mostrando u ocultando el ideal de la Comunidad de Convivencias.

Tienes que edificar a la Comunidad en todo momento, porque eres profeta: o sea, amplificador de la voz de Dios -Que tus vivencias, tus conductas, tus sentimientos sean tan transparentes de Dios, que en todo momento irradies a Dios-
“La cuestión es que el guía sepa llevar a la gente: en el Espíritu Santo, como en una Carroza, por Cristo que es el Camino, lleguemos al Padre, que es la Meta -Así de fácil-“

NOTA: Cuando no esté indicada la fuente, las citas entre comillas corresponden al folleto “La Autoridad en la Comunidad de Convivencias”.
[1] LÓPEZ QUINTÁS, A. Liderazgo creativo. Ediciones Nobel. España, 2004; pp. 23-25.
[2] JOHN C. MAXWELL. Liderazgo 101. San Pablo. Bogotá, 2007; p. 6.
[3] JOHN C. MAXWELL. El mapa para alcanzar el éxito. Caribe, 2003; p. 23.