16 de diciembre de 2009

Convivencias en España


Con mucha alegría y en el gozo del Señor, les quiero compartir la experiencia vivida en Tenerife, Islas Canarias, al dar la primera CcCristo del 15 al 21 de noviembre de 2009, a 45 monjitas de la Congregación Marta y María, como ya les compartí en mails anteriores.
Al principio hubo un poco de resistencia y lógica desconfianza al ver que llegaban 4 argentinos, 3 laicos (un joven psicólogo de 28 años, Martín, una señora que es esposa, madre y abuela, Silvia, y un señor arquitecto viudo de 54 años, padre de 4 hijos, medio loquito, que toca la guitarra y coordinaba la cuestión, yo, Percy), acompañados por el único salvador y digno de fe, el padre Miguel (a quien ya conocían desde hace 15 años, ¡Gracias a Dios!).

Tuvimos 4 días previos como para preparar el ambiente, y enseñar algunas cosas propias de nuestra escuela, hasta que llegó la Madre fundadora, (Ángela, una Santa con todas las letras) que nos dio todo su aval e impulsó a sus hijas a que se abrieran y fueran dóciles.

Hubo que adaptar algunas cosas para compatibilizar con el ritmo del retiro de ellas, ya que se levantaban a las 5.30 de la mañana para hacer sus oraciones litúrgicas, pero ya centradas en el eje temático de cada día de la CcC, y fue increíble como se fue derramando la Gracia del Señor, y los miedos que teníamos de que fueran todas mujeres para hacer los personajes (aun Cristo mismo), se disiparon, por la docilidad y apertura de las hermanas.

Para mí, que esta debe ser como la CcC numero 30 que vivo, fue una experiencia absolutamente nueva e inédita sobre todo por el nivel espiritual alcanzado, ya que muchas de ellas ya están viviendo experiencias místicas o al menos de recogimiento infuso, aunque se resistan y no le sepan poner nombre a lo que les pasa. Imagínense que en las Bodas de Caná, todas renovaron su desposorio con el Amado, y lo que más les gustaba era que oremos y cantemos sobre el Cantar de los Cantares.

Al principio había resistencia con la palabra “carismático”, pero al transcurrir los días, ¡imagínense con el taller de lenguas!, Dios se las ingenió para que el 90% recibiera el don, y el canto en espíritu más armonioso que haya escuchado alguna vez. A partir de la Efusión del Espíritu, ya todo fue vivir un Cielo en la tierra. Luego de finalizada la Convivencia, las hermanas sellaron el ¡compromiso de unidad y alianza entre la Congregación Marta y María y la CCcD!

Lo que sigue de aquí en más, solo lo sabe el Señor, a nosotros nos resta comenzar a vislumbrar un futuro promisorio a partir de esta alianza.

PERCY HILL