8 de noviembre de 2011

Somos parte de un avivamiento

Por Carlos Alberto Jardón

¿Estás preparado para el fuego? Hace ya diez años que tuvimos aquella experiencia fuerte de Dios, un grupo de ocho jóvenes entusiastas por servir mejor al Señor. Entre ellos estaba yo, sin mérito alguno de mi parte, por pura gracia. Lo que ahora vivimos como comunidad ha sido fruto de aquella experiencia fuerte de avivamiento, distinta a todo lo que habíamos vivido y que pronto nos conectó con Australia, Argentina y Gran Bretaña. Desde entonces el Señor no ha dejado de darnos sorpresas y el avivamiento continúa, de diferentes formas, quizá más profundo de lo que nos damos cuenta. 


La conexión

Eddie Russell, FMI
Antes de venir a México, Eddie Russell, fundador del Ministerio Católico Flame Ministries, pudo captar lo que parece el plan de Dios para el avivamiento en el Continente: América es como una lámpara de arcilla (de las que portan las vírgenes prudentes), en el Sur está el aceite, la mecha es México y Norteamérica es la llama. Les transcribo lo que escribió Eddie hace años (la traducción es mía):

05 1993 PERTH AUSTRALIA OCCIDENTAL
El jueves 13 de mayo 1993 Eddie tuvo una visión que fue interpretada en profecía: un "Bautismo de Fuego" que llueve sobre los miembros de la reunión de alabanza en la Catedral de Perth en Australia Occidental. A partir de ese momento hemos sido testigos de lo que parece ser una unción increíble de avivamiento que se extendió como un reguero de pólvora por todo el mundo. Este fuego de Dios ha tocado las vidas de millones de personas, independientemente de las fronteras confesionales. En las diferentes iglesias tiene diferentes nombres. 

El 13 de mayo de 1993 hubo un tiempo muy poderoso de alabanza y adoración. La gente estaba atrapada en la gloria de Dios y su presencia era casi tangible. Había proclamado Mateo 3:7-12, cuando uno de los presentes se acercó a compartir la lectura de "La Parábola de las diez vírgenes" en Mateo 25:1-13. Inmediatamente el Señor me dio una visión vívida de este texto, así que me empezó a explicar esta revelación y el significado de la visión. 
El Señor dijo que su pueblo son como esas vírgenes: todos traen sus lámparas junto con ellos, pero algunos no traen el aceite y sus lámparas están vacías. Llega el sueño a la espera de Jesús, y muchos caen dormidos. Otros tienen sus lámparas llenas, y están muy emocionados y expectantes de que Jesús actúe en medio de ellos. Me explicó también que las lámparas representan a las "personas", que también estamos hechas de arcilla. La mecha representa la vida y el aceite era el Espíritu Santo: tenemos que ser llenos del Espíritu Santo y nuestra vida tiene que estar completamente sumergida en él (como la mecha en la lámpara). Me continuó revelando que Él era el fuego que encendía la mecha. Sin embargo, si la mecha no ha sido recortada y no hay aceite en la lámpara, la mecha se quema y se destruye cuando llega el esposo. Por otro lado, aquellos que habían recortado sus mechas y fueron llenos del Espíritu Santo, se llenan de fervor por el Señor que es fuego consumidor: pueden entrar en la cámara nupcial y su aceite nunca se acabaría. 
Comprendí entonces que a "recortar la mecha" es el propósito de arrepentirse. Llamé a la gente hacia adelante para que se arrepintieran y recortaran sus mechas. Conforme lo hicieron mis ojos fueron atraídos hacia el techo, el cual comenzó a cambiar y se convirtió en un lago de lava ardiente, girando en el fuego multicolor. Toda la asamblea se vio envuelta en una profunda adoración. Conforme la alabanza crecía el fuego del techo comenzaba a caer. Luego empezó a cambiar, de un tumulto amenazante, a una suave lluvia de fuego. Esta lluvia de fuego dorado que llenó toda la habitación, brillaba más allá de la descripción. Me di cuenta de que la lluvia  rebotaba sobre los que no habían recortado sus mechas y que podían verse claramente en contraste con el fuego. Los que estaban arrepentidos parecían desvanecerse conforme la lluvia de fuego pasó a través de ellos, y alrededor de ellos: se consumían totalmente. Era como si uno se quedara, y el otro era quitado. Cuando los demás se arrepintieron, el ​​fuego los consumió también. Mientras esto ocurría, empecé a hablar como el Señor me instruía:
"Lo que estás viendo ahora, es lo que mi corazón ha deseado(Lc 12,49) y lo que han estado anhelando en oración. Este fuego está ahora sobre la tierra. A partir de este momento en van a escuchar informes de varios lugares de todo el mundo. Este fuego llegará incluso sin imposición de manos. Vendrá sobre grandes multitudes, tanto como las personas se reúnan en oración y vuelvan su corazón hacia mí. Aún cuando sólo haya dos vendrá. Aún cuando no hayan orado por esto vendrá. Ustedes han recibido el Bautismo en el Espíritu, ahora es el tiempo del bautismo de fuego. Hay que estar listo y preparado"
En julio de 2002, antes de ir a México, Eddie tuvo una visión de un mapa del continente americano. Mientras miraba, la imagen comenzó a cambiar hasta parecerse a las lámparas que las diez vírgenes prudentes. [Similar a la ilustración de arriba]. América del Sur se convirtió en la lámpara de arcilla llena de aceite. México se convirtió en la mecha y los EE.UU. se convirtieron en el fuego. La frontera de México y los EE.UU. se convirtió en la punta de color negro de la mecha. Cuando la mecha se recortó  el conjunto de los EE.UU. se encendió en una llama de fuego de avivamiento y evangelización


El aceite

La doctrina, el método, la escuela
de las Convivencias con Dios son
un instrumento de Dios que nos
pueden mantener "sumergidos en
el aceite" como las mechas de las
lámparas de arcilla.
Hace poco en el grupo de oración de los lunes hicimos una contemplación actuada y cantábamos un canto que tenía que ver con el aceite de las vírgenes prudentes de Mateo 15, 1-13 y me hizo recordar lo que el Señor prometió, hace casi 10 años, y me hizo recordar también que somos parte de un genuino avivamiento católico.  La primera vez que el PA (P. Alberto Ibañez) nos compartió una enseñanza a la naciente FRAMEX (Fraternidad de México) en el año 2005, lo hizo rodeado de botellas de aceite (que estaban almacenadas para las despensas en el salón parroquial) y poco tiempo antes algunos de nosotros habíamos viajado a Sudamérica, en busca del aceite de la profecía que según creo, son las Convivencias con Dios: la doctrina, el método, la escuela, nos pueden mantener sumergidos en el Espíritu, como las mechas de las lámparas de arcilla.


Habrá que seguir orando, deseando más de Dios, recortando las mechas y esperar las sorpresas del Espíritu ¡Grandes cosas vienen ya!