8 de octubre de 2007

Las tentaciones


Todos hemos experimentado tentaciones (¡A que ustedes también!). Desde las muy simples hasta las más complicadas, las que de verdad nos meten en aprietos y ponen en juego nuestra vocación (matrimonial, a la vida religiosa, a la soltería, etc.), por eso Jesús nos enseño a orar: "no nos dejes caer en tentación" que no quiere decir que Papá Dios nos libre de la tentación sino que a la hora que seamos tentados no permita que caigamos.

El Papa Benedicto XVI, en su nuevo libro "Jesús de Nazaret"nos dice en breves palabras cuál es el núcleo de toda tentación: "Mateo y Lucas hablan de tres tentaciones de Jesús en las que se refleja su lucha interior por cumplir su misión, pero al mismo tiempo surge la pregunta sobre qué es lo que cuenta verdaderamente en la vida humana. Aquí aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo o molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras" (p. 52).

En la Convivencia con Cristo (CcC) damos algunos tips para hacerle frente a las tentaciones, por ejemplo:

EN LA TENTACIÓN MISMA
·Serenidad y fidelidad (Rm 7,17-25).
·Recurro rápido a la oración. Sobre todo, oración de alabanza.
·Me acuerdo de la Virgen o de la muerte (Eclo 7,36).
·Aparto las tentaciones “arrastradoras” (impureza, odio...).
·En las demás tentaciones, lucho frente.
·Me apoyo en la Escritura (Mt 4,1-10).
·Desprecio al Tentador. Espíritu triunfal, porque ya tengo a Cristo.
·Paciencia en las tentaciones insistentes.
·Canturreo alguna canción carismática. Canto en espíritu.
·Actúo con conciencia cierta, sin decir nada: “No sé si peco o no, en todo caso después me confieso”, ni tampoco: “Dios me perdone pero yo lo hago”.
·Cuando, después de poner los medios a mi alcance, no logro saber si estoy obligado, me quedo tranquilo, porque "una ley dudosa no obliga".
·Cuando se presenta “colisión de obligaciones”, procuro respetar primero a la obligación más importante, aunque no pueda cumplir la otra.

¿Quieres saber qué hacer antes, durante y después de la tentación?

¡Haz la Convivencia con Cristo!