18 de septiembre de 2007

Antídoto contra la tristeza



Hoy asistí a una conferencia del Dr. Enrique Rojas en la Universidad Anáhuac de México, universidad en la que imparto clases desde hace 5 años. Como parte del material que damos a los alumnos se encuentran muchos libros de este famoso psiquiatra español, que más que psiquiatra es un gran humanista y, además es un hombre de fe. Su más famoso libro es "El hombre light", aunque tiene algunos otros de "autoayuda" (sana y que no es incompatible con la fe) en la línea del más puro humanismo y personalismo cristianos. Si quieren pueden visitar su página en: http://www.enriquerojas.com/ Los que puedan lean también este artículo: "Católicos orgullosos de serlo".

La conferencia trató sobre la depresión, sus síntomas, las variedades y los tratamientos. Existen dos tipos básicos de depresión: endógena, producida por la falta de algúna sustancia como la serotonina y cuyo origen es meramente orgánico y la exógena producida por la falta de sentido de la vida por ejemplo. El 90% de las depresiones endógenas se curan con medicamentos. Las depresiones exógenas son un tema más complicado. Me llamó la atención que el Dr. mencionó que muchas de sus pacientes llegan al consultorio con este tipo de depresión, causada por la instrumentalización de la sexualidad que rebaja a la mujer a un simple objeto. En otra ocasión podremos hablar de esto. Ahora quiero hablar sobre el tema de la alegría.

En la Convivencia con Cristo (CcC) enseñamos "El arte de ser feliz" y en la Convivencia con Pedro (CcPe) vivimos una contemplación que se llama "Sanación por la alegría". Estas contemplaciones nos han ayudado a superar mucho de nuestras propias depresiones. Y muchos hemos experimentado la "risa en el espíritu" que ha traído a nuestro corazón una verdadera sanación. El PA explica todo el valor espiritual de la "risa en el espíritu" en el tomo III de Lenguas, donde también ofrece ejemplos de santos que han tenido esta misma experiencia.

Los Obispos de América Latina -en el Documento de Aparecida- nos recuerdan que los discípulos de Jesús somos de la gente más alegre de esta tierra (párrafos 28 y 29). Les paso el texto que bien puede aplicarse a muchos de nosotros que hemos comenzado este camino de las Convivencias, las negritas son mías:

"En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, salvador del mundo.

La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo."